Uno puede esconderse entre columnas o recostarse en ellas para tomar el sol。 Entre columnas asesinaron a Julio César y hay ciudades, como La Habana, que no se entienden sin su presencia。 Las de esta recopilación, sin embargo, son de papel y de tiempo。 Nacieron para morir jóvenes en la prensa diaria, efímeras en su belleza o en su rotunda fragilidad。 Inesperadamente, renacen hoy para enredarse con el hilo rojo de la vida, que las hilvana y les da otra oportunidad。 Cada una buscó acomodo siguiendo la voz de sus hermanas, reunidas al fin según sus pasiones (el cine, el arte, la literatura o el recuerdo, que de todo podemos encontrar)。 En este viaje a través de la memoria, Ignacio Uría nos propone un juego de luz y sombra que, como señala el poeta Enrique García-Máiquez en su presentación, enlaza la diversidad temática con la variedad de registros。 Porque el autor domina tanto la ironía como la nostalgia y navega con soltura por el monólogo interior, la crónica vigorosa o la prosa poética。 Y de fondo, el rumor de la historia, el periodismo y la fe, verdaderas columnas de este libro。